Las tecnologías que estamos creando pronto podrán redefinir lo que significa ser humano.
La inteligencia artificial, la biología sintética, la neurotecnología y la ingeniería genética ya no solo expanden nuestras capacidades, están comenzando a modificar nuestra propia naturaleza. Punto de partida del transhumanismo, una corriente filosófica que inspira —y al mismo tiempo tensiona— el avance de algunas DeepTech.
Cuando la ciencia se convierte en evolución
El transhumanismo propone que el ser humano puede —y quizás debe— utilizar la tecnología para trascender sus limitaciones biológicas: mejorar la inteligencia, eliminar enfermedades, extender la vida o incluso fusionar mente y máquina. Lo que antes pertenecía a la ciencia ficción hoy es parte de los laboratorios:
- Interfaces cerebro–computador que permiten mover prótesis o escribir con el pensamiento.
- Terapias génicas que corrigen defectos hereditarios antes del nacimiento.
- Nanobots médicos que viajan por el cuerpo detectando anomalías celulares.
- Prótesis y órganos superavanzados capaces de incluso reemplazar parte de nuestros cuerpos y entregar rendimientos por sobre lo “humano”
En su núcleo, el transhumanismo plantea una pregunta la siguiente pregunta: ¿hasta dónde queremos —y debemos— llegar?
La frontera ética del progreso
Alguna DeepTech no solo traerán innovación, sino que tambien traerán dilemas. A medida que la ciencia avanza más rápido que la legislación y la comprensión social, surgen zonas grises:
- ¿Quién decide qué mejoras son aceptables?
- ¿Cómo se regula la manipulación genética?
- ¿Qué derechos tiene una inteligencia artificial avanzada?
- ¿Cómo se protegen los datos neuronales o biométricos?
El filósofo y neurocientista Anders Sandberg, investigador de la Universidad de Oxford, lo resume así: “Cada salto tecnológico amplía nuestras posibilidades, pero también la magnitud de nuestras responsabilidades.” Y las DeepTech no son neutrales: su diseño, su propósito y su adopción reflejan los valores de quienes las crean.
Una mirada desde el sur
Para Biobío —y para América Latina en general— esta conversación no puede ser ajena. La región tiene la oportunidad de participar activamente en el desarrollo de tecnologías de frontera desde una perspectiva ética y humana, no solo técnica o comercial. Eso implica:
- Promover la formación ética en científicos y emprendedores.
- Impulsar regulaciones anticipatorias y debates públicos.
- Invertir en innovación responsable: aquella que mejora la vida sin comprometer su esencia.
Chile puede posicionarse como un referente en DeepTech éticas y sostenibles, donde la ciencia sirva a la humanidad y no al revés.
DeepTech.Connect Biobío
En DeepTech.Connect Biobío, estas tensiones estarán al centro de la conversación. El evento reunirá a científicos, filósofos, emprendedores e inversionistas que entienden que el progreso tecnológico solo tiene sentido si amplía las capacidades humanas y no sus desigualdades. En esta nueva frontera, el futuro no dependerá solo de lo que podamos crear, sino de lo que elijamos crear.
7 y 8 de enero de 2026, Concepción, Chile
Más información en: www.deeptechbiobio.cl




